Graziella Pogolotti ha provocado una serie de criterios bienaventurados al reconocer que nunca visitó un parque beisbolero, salvo cuando un diletante del músculo y la acción, como el catedrático Elías Entralgo, convocaba a sus discípulos al Estadio de la Universidad de La Habana. No obstante, nos ofrece una pieza magistral sobre la cultura de la pelota.
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