Los Ángeles fue designada sede de los Juegos de la X Olimpiada, en 1932; un salto al espectáculo. El pueblo norteamericano es amante de los deportes, sobre todo los de mayor tendencia a la violencia o la espectacularidad. En aquel país la competencia, que llevan a cabo los productores y comerciantes en todas las esferas, no es ajena al deporte. Pero todavía no era el momento de mostrar las armas del profesionalismo.
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